El significado de la resurrección de Cristo : El poder del Padre revelado en el Hijo Resucitado
Amados hermanos y hermanas en Cristo,
¡Cristo ha
resucitado! ¡En verdad, ha resucitado!
Hoy proclamamos
no solo un acontecimiento pasado, sino una verdad viva y eterna: la
resurrección del Señor Jesucristo, la piedra angular de nuestra fe, la
esperanza de nuestra salvación y la victoria de Dios Padre sobre el pecado, la
muerte y Satanás.
La resurrección
no es solo un momento milagroso en la historia. Es el acto poderoso del Padre,
mediante el cual glorificó a su Hijo e inició la nueva creación. La tumba vacía
no es una conclusión, sino un anuncio divino. Declara al mundo entero que el Padre
es fiel, soberano y lleno de amor, y que, a través de su Hijo Resucitado, nos
llama a una vida nueva.
Abramos ahora
nuestro corazón y las Escrituras y reflexionemos sobre lo que la resurrección
nos revela acerca del corazón del Padre y su propósito eterno en Cristo.
1. La Resurrección Revela la Victoria del Padre sobre la Muerte en Cristo
Comenzamos con
esta verdad fundamental: la resurrección es la victoria del Padre sobre la
muerte.
La muerte, el
antiguo enemigo de la humanidad, creyó haber dicho la última palabra el Viernes
Santo. Pero al tercer día, el Padre respondió con poder: «Pero ahora Cristo ha
resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron» (1 Corintios
15:20). La tumba no pudo contener al Hijo Resucitado porque el poder del Padre
es mayor que el aguijón de la muerte.
El Señor Jesús
mismo declara: «Yo soy el que vive; estuve muerto, y ahora vivo por los siglos
de los siglos» (Apocalipsis 1:18). Y a través del profeta Oseas, el Padre ya
había declarado su intención: «Los rescataré del poder del sepulcro; los
redimiré de la muerte» (Oseas 13:14). La resurrección de Cristo no es solo su
triunfo, sino la promesa del Padre cumplida, rompiendo las cadenas de la muerte
para todos los que creen.
2. La Resurrección Declara al Señor Jesús como el Hijo de Dios, Glorificado por el Padre
No solo se vence
a la muerte, sino que se reivindica la identidad del Señor Jesús.
Mediante la
resurrección, el Padre hace una declaración contundente a toda la creación: el
Señor Jesús es su Hijo, el Mesías, el Ungido.
San Pablo nos
dice claramente: «Fue declarado Hijo de Dios con poder por la resurrección de
entre los muertos» (Romanos 1:4). Esto no es un mero simbolismo. Es la
confirmación pública del Padre de quién es realmente el Señor Jesús.
Y la predicación
apostólica lo confirma: «Dios ha cumplido esta promesa… resucitando a Jesús,
como también está escrito… ‘Tú eres mi Hijo, yo te he engendrado hoy’» (Hechos
13:33).
La tumba vacía
habla de identidad: el Señor Jesús no es solo un profeta o un maestro; es el
Hijo del Dios vivo.
3. La Resurrección confirma la fidelidad del Padre a la promesa del Evangelio
Ahora bien,
amados míos, si el Señor Jesús hubiera permanecido en el sepulcro, nuestra fe
sería una mentira.
Pero la
resurrección proclama que el Padre es fiel. Su Palabra es verdadera. El
Evangelio no es una ilusión, es la promesa cumplida de Dios.
San Pablo lo dice
claramente: «Si Cristo no resucitó, vuestra fe es vana; aún estáis en vuestros
pecados» (1 Corintios 15:17). Pero gracias a Dios, ¡no es así!
Como predicó
Pedro: «Dios lo resucitó, poniendo fin a la agonía de la muerte» (Hechos 2:24).
Y San Pablo afirma: «Cristo, habiendo resucitado de entre los muertos, ya no
muere; la muerte ya no tiene dominio sobre él» (Romanos 6:9).
El Padre cumplió
su palabra. Resucitó a su Hijo. Y porque lo hizo, podemos confiar en cada
promesa que nos ha hecho.
4. La Resurrección es la Declaración del Padre sobre nuestra Justificación
Pero la
resurrección no se trata solo de lo que le sucedió al Señor Jesús, sino también
de lo que el Padre declara sobre nosotros.
San Pablo nos
dice: «Fue entregado por nuestras transgresiones y resucitado para nuestra
justificación» (Romanos 4:25). En la cruz, se pagó la pena del pecado. Pero en
la resurrección, el Padre emitió su veredicto: ¡Inocente! ¡Justo! ¡Justificado!
El profeta Isaías
previó este día: «Por su conocimiento, el Justo, mi Siervo, justificará a
muchos» (Isaías 53:11).
Por lo tanto,
cuando veamos la tumba vacía, debemos escuchar más que el eco de la
resurrección: debemos escuchar la voz del Padre declarando que hemos sido
justificados por medio de su Hijo Resucitado.
5. El Padre nos da nueva vida mediante la Resurrección
Y la
justificación conduce a la transformación.
El Padre no solo
nos perdona, sino que nos hace nuevos. Nos resucita con Cristo para vivir una
vida diferente: santa, gozosa y libre.
San Pablo
declara: «Así como Cristo resucitó de entre los muertos por la gloria del
Padre, así también nosotros vivamos en una vida nueva» (Romanos 6:4). Esto no
es solo una metáfora. Es vida de resurrección, infundida con la gloria de Dios.
Y nuevamente,
escribe: «Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba…»
(Colosenses 3:1). «Si alguno está en Cristo, es una nueva creación; las cosas
viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas» (2 Corintios 5:17).
Amigos míos,
Esta es la vida
que el Padre nos ofrece: una vida de resurrección, incluso ahora.
6. La Resurrección es la promesa del Padre de nuestra futura resurrección.
Pero esta vida no
es el final. Es solo el principio.
La resurrección
del Señor Jesús es la primicia, un anticipo divino de lo que el Padre ha
prometido a todos los que están en Cristo.
San Pablo nos
recuerda: «Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán
vivificados» (1 Corintios 15:22). Y nuevamente: «El que resucitó a Cristo Jesús
de entre los muertos también dará vida a sus cuerpos mortales por medio de su
Espíritu que mora en ustedes» (Romanos 8:11).
¿Y cómo será esa
gloria? San Pablo responde: «[Él] transformará el cuerpo de nuestra humillación
en conformidad con el cuerpo de su gloria» (Filipenses 3:20-21).
La resurrección
es la garantía del Padre de que la muerte no es nuestro destino, sino la
gloria.
7. La Resurrección es la fuente de esperanza y testimonio valiente del Padre
Entonces, ¿cómo
debemos vivir a la luz de esta verdad?
A la luz de esta
verdad, debemos vivir con esperanza y valentía. La resurrección nos llena de
una esperanza viva e inquebrantable. Pedro alaba a Dios diciendo: «Bendito sea
el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que… nos hizo renacer a una
esperanza viva, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos» (1
Pedro 1:3).
Esta esperanza
empoderó a la Iglesia primitiva: «Con gran poder, los apóstoles daban
testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre
todos ellos» (Hechos 4:33).
El Padre resucitó
al Hijo, y ahora, mediante ese mismo poder, nos anima a predicar, testificar,
servir y vivir sin temor.
8. La Resurrección Confirma que el Padre Nombró a Cristo Señor y Juez
Finalmente, la
resurrección no se trata solo del pasado o del presente, sino que nos señala el
futuro.
El Padre
entronizó a Cristo resucitado como Señor y lo nombró Juez. Pedro declaró con
valentía: «Dios lo ha hecho Señor y Cristo, a este Jesús a quien ustedes
crucificaron» (Hechos 2:36).
San Pablo afirma:
«Porque es necesario que Él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos
debajo de sus pies» (1 Corintios 15:25).
Y el Señor Jesús
mismo dice: «He aquí, yo vengo pronto, y mi recompensa está conmigo, para
recompensar a cada uno según sus obras» (Apocalipsis 22:12).
De hecho, el
Padre ha «establecido un día en el que juzgará al mundo con justicia por medio
de un Hombre a quien designó, habiendo dado prueba a todos al resucitarlo de
entre los muertos» (Hechos 17:31).
Preparémonos para
encontrarnos con el Resucitado, no solo como Salvador, sino como Señor y Juez.
9. La Resurrección se Celebra en la Liturgia y la Eucaristía
Amados, si la
resurrección es el corazón del Evangelio, también debe ser el corazón de
nuestra adoración.
No solo
proclamamos la resurrección, sino que participamos de ella. Cada vez que nos
reunimos alrededor del altar, celebramos la victoria de Cristo Resucitado. En
la Divina Liturgia, la Iglesia se convierte en el Cenáculo, el Camino de Emaús
y la Tumba Vacía, todo a la vez.
Como escribe San
Pablo: «La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso la comunión de la
sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de
Cristo?» (1 Corintios 10:16). Y también: «Porque cada vez que coméis este pan y
bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor hasta que Él venga» (1
Corintios 11:26). Pero más que una proclamación, esto es participación. En la
Eucaristía, nos unimos a Cristo Resucitado —espiritual y sacramentalmente— por
el poder de su resurrección. Cuando el sacerdote proclama: «Lo Santo se da por
lo santo», nos acercamos para recibir a Aquel que venció a la muerte.
En este misterio,
el Padre nos hace partícipes de la naturaleza divina (2 Pedro 1:4). Nos
resucita de la muerte a la vida. Nos renueva, nos fortalece y nos llena del
poder de la resurrección.
Así pues, que
cada liturgia sea una fiesta de victoria y cada Comunión un encuentro de
resurrección. Resucitamos con Cristo, no solo en la doctrina, sino también en
la adoración.
Conclusión
Queridos hermanos
y hermanas:
La resurrección
del Señor Jesucristo es el acto poderoso de Dios Padre: la confirmación de su
alianza, la seguridad de nuestra salvación y la garantía de la vida eterna.
La resurrección
de Cristo no es mera doctrina, es el latido del Evangelio.
Porque el Padre
resucitó a su Hijo, nosotros también resucitaremos. Reinaremos con él. Y hasta
ese día, vivimos en el poder de la resurrección, caminando por fe, llenos de
esperanza y proclamando a Cristo con valentía.
Oración final
Padre Celestial,
Te glorificamos
hoy por resucitar a tu Hijo de entre los muertos y vencer para siempre el poder
del sepulcro.
Nos has dado una
esperanza viva, una vida nueva y la seguridad de la gloria eterna.
Ayúdanos a
caminar en el poder de la resurrección de Cristo.
Fortalécenos para
dar testimonio de su victoria y prepáranos para encontrarnos con él cuando
regrese en gloria.
Por el Señor
Jesucristo, nuestro Señor resucitado y glorificado,
Gloria al Padre,
por su Hijo, por su Espíritu Santo. Amén.
Hegumeno Abraam Sleman
#SalvadorResucitado #DiosPadre #TumbaVacía #VictoriaSobreLaMuerte #VidaNuevaEnCristo #LiturgiaDivina #CelebraciónEucarística #EsperanzaViva #TestimonioValiente #JesúsEsElSeñor #ÉlEstáVivo #DiosFiel #JustificadosPorGracia #DomingoDeResurrección #SermónCristiano #FeOrtodoxa #VerdadDelEvangelio #CristoNuestraEsperanza
Comments
Post a Comment